Rara vez encontraremos a un hombre que sin ningún despecho confiese que aun después de casado sigue teniendo citas, la siguiente carta es la confesión de hombre que sin tapujos hablo sobre el tema y su forma de actuar.
Sin duda una carta que te hará reflexionar sobre tu forma de actuar.
“Quiero confesarlo: tengo citas con una mujer aunque soy
casado"
Ella es increible. Es linda, inteligente, hábil, fuerte
y su fe en Dios es impresionante.
Me gusta ir con ella al café, al cine, a exposiciones
y decirle lo bella que es. No puedo recordar la última
vez que estuve enojado con ella por más de cinco minutos. Aunque
yo haya tenido un día muy malo ver su sonrisa siempre
me alegra; a veces me prepara sorpresas, o me cocina
algo especial. Cada vez que la veo me siento eufórico de haber
encontrado a alguien como ella aunque yo sea casado.
Creo que deberías intentarlo y te darás cuenta que
tu vida mejorará para bien. ¿Quién habría pensado que la mujer con
la que tengo citas es mi esposa? ¿qué pensaste tú?
Si eres casado no significa que la vida
se acabó. Yo quiero continuar teniendo citas con mi esposa sin
importar que ya somos marido y mujer. Aún tengo deseo
de conquistarla aunque ya me haya dicho “Sí, acepto”.
Con mucha frecuencia veo que las relaciones la llama empiez
a apagarse debido a que ambos esposos
ya no se esfuerzan por conocerse mejor y conquistarse cada
día. Al continuar teniendo citas podrás saber un poco más
de tu mujer ¿por qué hay que dejar de hacerlo? Eso
no debería acabarse nunca.
La sensación de tener mariposas
en el estomago como la primera vez que la invitaste
a salir puede también estar ahí dentro de varios años. De vez
en cuando es bonito comportarse como si recién
la conocieras y pronto verás cambios positivos
en tu relación.
La comunicación y el interés constante
en tu pareja es la llave de una buena relación. Nadie
quiere estar con alguien que no muestra interés
en él o ella.
Te aconsejo no permitir que se acaben las citas con
tu esposa, intentarlo de todo corazón y entender que las salidas
de novios no se acaban cuando se pronuncia el “Sí,
acepto”.